Un periodista de la BCC visitó Ciudad Nueva Kilamba , describía el lugar así: sorprendentemente silenciosa, las voces rebotan en las paredes de hormigón fresco y las calles están vacías. Casi no hay coches y gente menos todavía, sólo decenas de filas de apartamentos de colores que se repiten infinitamente, las persianas bajadas y los balcones vacíos. Después de conducir durante quince minutos, no vimos nada que no fueran trabajadores chinos, muchos de los cuales vivían en prefabricados alrededor del lugar.
La nueva ciudad desierta es obra del Estado chino que como contrapartida ha obtenido, como ocurre a menudo en África, un acceso prioritario a los recursos naturales del país, el petróleo en el caso de Angola.
Técnicamente, el faraónico proyecto ha sido sostenido por el gobierno de Angola. El problema es que nadie viene. De los 2.800 apartamentos previstos inicialmente en 750 edificios de ocho pisos, sólo han sido vendidos 220. De la decena de escuelas del complejo, sólo unas pocas funcionan.
El proyecto es defendido con uñas y dientes por el gobierno del presidente José Eduardo dos Santos, quien antes del inicio de su mandato había prometido construir un millón de viviendas en cuatro años. El problema actual es que las residencias de Ciudad Nova Kilamba - cuyos precios oscilan entre 120.000 y 200.000 dólares - son inaccesibles para la gran mayoría de la población, dos tercios de los cuales viven con menos de 2 dólares al día, de acuerdo con estimaciones de los organismos internacionales.
Simplemente no hay clase media en Angola, o se es muy pobre o muy rico. Y por lo tanto, no hay nadie para comprar este tipo de viviendas, explica Elias Isaac, miembro de la Open Society Initiative of Southern Africa (OSISA), que cita la BBC. El gobierno de Angola se compromete a facilitar los préstamos para vivienda y reservar una parte del parque inmobiliario para viviendas sociales. Los detractores del proyecto dicen que todo se ha hecho con vistas a las elecciones presidenciales, que tendrán lugar el 31 de agosto. (más fotos en Facebook).
lemonde.fr
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