- Egagrópilas, he dicho egagrópilas.
- Así que eso que tienes ahí son ega... gró... pi.... las.
Y ¿Que es una egagrópila? A mí me parecen cagarrutas.
- No mujer. Esto ni mancha ni huele. Te explico: las aves rapaces suelen engullir sus presas rápidamente, no se entretienen en separar la carne del resto y así cuando cazan un ratón o un pájaro, ¡Hala! Todo para adentro. Cuando llega al estómago, rápidamente los jugos digestivos deshacen la carne para ser asimilada por el organismo. El resto, plumas, pelos, huesos, se va uniendo en una especie de pelota o de croqueta que luego regurgitan, es decir, vuelven a expulsar por el pico. Eso es la egagrópila.
- Y ¿para que has recogido todas esas? ¿Que tienen de interesante?
- Mucho, ahora veras. Vamos a coger esta que dejé ayer en remojo.
- ¿Que haces? No seas cochino, a mi no me tocas luego ¿Eh?.
- Pero si ya te he dicho que no manchan. Bueno... ya cojo las pinzas y me pongo los guantes.
- Mira ¿Ves?, al deshacerla con mucho cuidado vamos separando los pelos a un lado, aquí los huesos... ¡Que bien, un cráneo!.
- Si estupendo ¡Que asco!.
- ¡Y dale!. Lo que te quiero contar es que gracias a las egagrópilas podemos saber de que se alimentan las rapaces. Así se comprobó que son muy eficaces en el control de los pequeños roedores y por tanto beneficiosas para la agricultura. Esto ayudó a que se declararan especies protegidas cuando todavía no había tanta sensibilidad medioambiental como tenemos ahora.
- Pues en el pueblo de mi padre algunos cazadores no están de acuerdo con esa protección.
- Ya, ya. Pero de esa gente nadie presenta argumentos serios y lo que está claro tras estudios rigurosos es que donde hay muchas rapaces hay mucha caza. No te creas que a un águila, por ejemplo, le resulta fácil cazar. Fallan muchas veces y lógicamente les resulta más fácil coger animales enfermos, por lo que realizan un efectivo y necesario control sanitario.
Pero, como te iba diciendo, podemos saber no sólo de qué se alimentan las aves rapaces al estudiar estos restos, además podemos saber de que especie son teniendo en cuenta su tamaño, forma y contenido. Así tenemos que las rapaces diurnas tienen unos jugos gástricos más potentes que deshacen los huesos que por otro lado suelen trocear. Sin embargo, una egagrópila con muchos huesos, todos ellos enteros, será de una rapaz nocturna. Si encontramos abundantes cráneos de pequeños roedores y están fracturados, posiblemente pertenece
a un Cárabo. Si encontramos muchos restos de insectos, pertenecerá a otra ave más pequeña.
También el lugar donde las encontramos es significativo. El Búho real y el Búho chico las depositarán en “el campo”. Las del Cárabo, la Lechuza, el Mochuelo, podemos encontrarlas en edificios o junto a ellos. Unas especies las hacen más alargadas, otras más redondeadas. Más grandes o más pequeñas. En un mismo sitio podemos encontrar muchas o pocas. Con las puntas compactas o deshilachadas. Con más restos de insectos, de pájaros o de roedores, incluso ocasionalmente, de pequeños carnívoros, como el Armiño y la Comadreja.
Todos estos datos nos permite conocer que especies de rapaces se hallan en una zona determina, de que se alimenta y por tanto la pequeña fauna que existe en la zona y les sirve de alimento.
Fíjate si son interesantes las egagrópilas.
- Pero todo eso no lo puede interpretar cualquiera.
- No, desde luego. Tienes que entender un poco de cráneos, de insectos... pero no hay que ser un “fuera de serie”, puedes empezar ayudándote de las guías que hay al respecto.
- Bueno, vale, me has convencido. Pero ahora lávate bien las manos.
- De acuerdo y a continuación nos iremos a cenar.
- Sí, pero hoy no quiero croquetas.
- Prometido. José Ramón Rodrigálvarez Bueno
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