El reto de Olaia – Olaiaren erronka. 1 mes. 1 reto. Dos jóvenes. Olaia 26 años. Tiene un objetivo. Aitor, 36 años, pasa de todo. Precisamente el mayor reto de Olaia es que Aitor tome conciencia de la importancia del reciclaje. La particularidad de esta iniciativa es que lo harán en medio de la ciudad y en medio de diversas localidades de manera que los viandantes tendrán la oportunidad de conocer el día a día de esta joven pareja. El reto comienza en Donostia donde los protagonistas entrarán en la casa del reciclaje el próximo 1 de marzo a las 12.30 horas y continuará en Pasaia, Lasarte-Oria y Errenteria.
http://olaiarenerronka.net/Dos jóvenes vivirán en una casa acristalada colocada en la calle. El objetivo de la iniciativa, que arranca en Donostia, es enseñar a reciclar correctamente
En un apartamento acristalado de 30 metros cuadrados, que cuenta con salón, dormitorio, cocina y baño, estos jóvenes estarán hasta el 11 de marzo en San Sebastián. Los compañeros de piso convivirán en el apartamento desde las diez de la mañana hasta las ocho de la tarde
(...) A pesar de que no se pueda entrar a su piso, los curiosos tienen la oportunidad de escuchar los consejos de Olaia y las dudas de Aitor, ya que ambos llevan un micrófono y hay instalados altavoces en el exterior del apartamento.
diariovasco.com
Críticas ciudadanas al sistema vasco de recogida de basura puerta a puerta, PaP (ver entrada anterior)
(...) Viviremos pendientes del rito de la basura, de lo que me toca hoy, de la hora, de si tengo que tener abierto el cajoncito de la materia orgánica para que no se pudra y no huela, y de que colgaré luego mis excrementos en el poste de la vergüenza, expuesto al juicio público y a la valoración de mis cagaditas — ¡uf, cómo huele hoy el potecito del séptimo, éste llevaba días sin cumplir!— y que nuestras aceras se convertirán en deliciosas avenidas de tótems excremenciales, con bolsitas y potecitos, por las que deambular será un placer supremo.
Críticas ciudadanas al sistema vasco de recogida de basura puerta a puerta, PaP (ver entrada anterior)
(...) Viviremos pendientes del rito de la basura, de lo que me toca hoy, de la hora, de si tengo que tener abierto el cajoncito de la materia orgánica para que no se pudra y no huela, y de que colgaré luego mis excrementos en el poste de la vergüenza, expuesto al juicio público y a la valoración de mis cagaditas — ¡uf, cómo huele hoy el potecito del séptimo, éste llevaba días sin cumplir!— y que nuestras aceras se convertirán en deliciosas avenidas de tótems excremenciales, con bolsitas y potecitos, por las que deambular será un placer supremo.