Para entender lo de Bankia, y de una parte sustancial del sector bancario español, hay que ver la teleserie Crematorio,
con un espléndido Pepe Sancho como protagonista y emitida por Canal
Plus y por La Sexta. El grueso de los activos tóxicos que acumula la
banca no son las hipotecas de los particulares que no pagan. El grueso
son los 320.000 millones que tienen anotados en sus libros como activos
inmobiliarios y que corresponden a préstamos cuya garantía son solares
pendientes de edificar, edificaciones pendientes de acabar e inmuebles
pendientes de vender. Ese es el cáncer del sistema.
(...)
El negocio era el siguiente, como explica la serie referenciada: un
promotor inmobiliario pedía un préstamo a un banco para comprar un solar
a un pobre agricultor que lo vendía a precio de suelo rústico. Cuando
el banco lo tasaba, el comprador le advertía que ese terreno valdría en
breve mucho más porquesería recalificado por las autoridades municipales
y autonómicas como suelo edificable. De manera que el banco le concedía
una hipoteca por el precio de compra más un anticipo de la futura
plusvalía.
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