domingo, 16 de septiembre de 2012

La ecoaldea de Itaca cumple 20 años



Liz Walker, tras completar la Caminata Global para un Mundo Vivible, allá por 1990, llegó a Itaca, a cuatro horas escasas de Nueva York. Pensó que era el lugar idóneo para construir una utopía. Cerca, el lago Cayuga, rodeado de gargantas y cascadas. Liz Walker y Joan Bokaer decidieron fundar lo que hoy se conoce como la Ecoaldea de Itaca. Se cumplen 20 años desde que comenzaron a construir esta ecoaldea.
Hay 170 vecinos, distribuidos en dos barrios: Frog y Song. Utilizan el 40% de los recursos del americano medio, se abastecen parcialmente de energía mediante placas solares, cultivan gran parte de sus alimentos en dos granjas y en pequeños huertos, reciclan y compostan su basura orgánica, comparten el transporte y viven en un espíritu comunitario.

Las construcciones son cada vez más pequeñas y ultraeficientes, siguiendo el modelo de la “casa pasiva” y con la aspiración de atraer más vecinos. Siempre respetando la idea inicial: concentrar la población humana en el 10 % del espacio y dejar el 90 % restante para espacios verdes. En la ecoaldea de Itaca, los coches se quedan en el granero de la entrada. Los niños pueden corren, jugar y pedalean sin peligro.
Liz Walker ecribió un libro, Ecovillage at Ithaca, en el que contaba el proceso de creación de la ecoaldea, un manual leído en todo el mundo. En su segundo y más reciente libro, Choosing a Sustainable Future, sigue relatando sus experiencias y las iniciativas que se llevan a cabo en la ecoaldea. Asegura que, precisamente en plena recesión económica, ha sido cuando el activismo social y ecológico ha entrado en ebullición. Valorando y apoyando la economía local, les ha permitido afrontar mejor los tiempos difíciles.

Itaca se basa en el cooperativismo y la agricultura ecológica. Otra iniciativa es el dinero local, llamado “horas”. Hay seguro médico universal y las líneas especiales de crédito para pequeños ahorradores. Es una mezcla de cooperación y de competencia sana de la que todos se benefician.
Itaca se puede considerar una “ciudad en transición” antes incluso de que existiera el término. Es un ejemplo de un modelo sostenible: cultivar los alimentos, proveerse de energía renovable, ser más eficientes, no depender del coche, compartir los recursos, recuperar los lazos comunitarios. Se puede hacer en cualquier parte del mundo.

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